Tarde de lluvia, ideal para una sesión de skype, enciendo el ordenador y me conecto, al momento empiezan a saltar mensajes. Así que veo a un chico llamado Bruno y a un pollón de nombre Mario, ummm, tienen ambos una pinta extraordinaria. Pero el pollón negro de Mario es la Hostia. Abro mi cámara y me presento. – Hola chicos, me encanta veros así de dispuestos y cachondos, me llamo Bárbara como habéis visto. Os apetece pasar un rato juntos? Estoy aquí para que me digáis a qué os gustaría que jugásemos. – Me encantaría verte jugar con hielo, ver como te masturbas con ellos y luego que te metas tu gigante vibrador como si fuese mi polla (dice Mario). – Hostia genial, me gustará verlo (comenta Bruno). – Perfecto, esperar que voy a por la cubitera y mi moradito (mi gran vibrador, tengo muchos pero este me encanta por su tamaño. Y porque simula perfectamente a una polla, con sus venas, su glande..) Los chicos no paran de masturbarse, Mario tiene un pollón descomunal, pero Bruno no se queda atrás, tienen unos cuerpos de impresión y no llegan a 25 años, yo tengo 54. – Vamos chicos, quiero que sigáis así mientras juego, que me digáis cosas.
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Me recuesto sobre los cojines para quedarme medio incorporada y poder ver como se pajean. Porque la vista no puede ser mejor. Cojo el primer bloque de hielo de gran tamaño, lo meto en mi boca, lo paso por mi cuello, por mis grandes tetazas y me lo llevo al coño que está empapado. Esta pasion videollamadas calientes me pone a mil, y encima con yogurines desconocidos. Y este cubito congelado me lo paso suavemente por fuera y el agua empieza a derretirse. Me dice “mételo” (Mario), “vamos puta, dentro, hasta el fondo” (dice Bruno). Los dos se ponen como bestias a decirme al mismo tiempo, lo cual aumenta mi deseo sexual. introduzco el bloque en mi coño húmedo y siento como al llegar dentro me corro y el hielo se deshace. Y mis piernas empiezan a temblar y gimo como una loca. Mientrastanto, los chicos parece que se van a arrancar las pollas. Cojo otro hielo y esta vez lo meto en mi coño sin pensarlo, noto el frío y el contraste de mi coño caliente. En definitiva, es una combinación perfecta. Y agarro el vibrador y lo meto en mi coño, siento como choca contra el hielo y la sensación es brutal.
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-“Vamos zorra, te voy a romper ese coño” (dice Mario), “córrete de nuevo cerda, no vamos a parar” (suelta Bruno). Yo sigo jugando con mi súper vibrador y el hielo se va deshaciendo poco a poco. Además, noto que vuelve la explosión. Entonces me agarro con la mano que tengo suelta y de nuevo me vuelvo a correr de una forma brutal. Me siento toda una madura española Skype servicial para estos dos pollones, pero es que me encanta. Y observo a los chicos y sus pollas descomunales, Bruno dice “me corro” y veo su leche saliendo disparada contra la pantalla del ordenador. Yo sigo con el moradito que me pone a mil mientras observo a Mario. Pienso si mi moradito fuese el pollón de Mario, “dame más Mario” (le digo). «Ya te doy zorra, te voy a llenar de leche, esta vez no te vas a corre hasta que lo haga yo, me oyes?”. Mario Las órdenes hacen que mi coño se empape y sigo a una marcha veloz y oigo los gemidos de Mario, empieza a temblar, “ahora puta asquerosa, ahora quiero que te corras conmigo, vamos”. Y mi corrida llega cuando Mario empieza a descargar y parece que no tiene fin este chico. La experiencia con el hielo ha sido genial, hemos quedado mañana porque Bruno quiere ser el protagonista de la velada, sin duda la tarde de lluvia a estado interesante.
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